''Al leer tu mensaje no sentí más nada de lo que solías causar en mí, no estaban esas ganas de hablar contigo, de reír juntos, de soñar, de verte, de simplemente sentirte cerca, no estaban. Fue en ese momento cuando comprendí que ya no iba a seguir sufriendo por ti, ni mucho menos iba a seguir esperando algo que no va a suceder. Era tiempo de aceptar mi realidad, aceptar que no estaríamos juntos por mas que yo lo deseara, aceptar que tú continuaste con tu vida. No te culpo de mi despedida, te culpo de no pedirme que no lo hiciera. Así como tu seguiste con tu vida, es momento que yo haga lo mismo con la mía. Estoy completamente segura que te extrañare, no puedo negarlo, pero intentaré no pensarte, sé que habrá noches en las cuales llamarte sea inevitable y no diré que no lo haré, ya que no se que pueda suceder. Sólo espero que cada día te extrañe menos, que cada día te necesite menos, espero aprender a vivir sin ti. Te quiero y lo sabes, pero nunca fuiste ni serás completamente mío y lo acepto.''
Esas son las palabras exactas que necesito que leas y que entiendas, porque eso es lo que siento. Te quiero y sabes que es así, pero es tiempo de aceptar que no volverá algo que se fue hace ya bastante tiempo.