Esta noche me quiero hundir en la música, en la voz de Eminem con un vaso de ron en la mano y un cigarro en la otra, mientras leo un libro de Gabriel García Márquez, pero solo me queda conformarme con la voz de Eminem.
Detener el tiempo y así poder ir recorriendo los pasillos, las calles, los edificios y simplemente observar, analizar, profundizar en las miradas de los demás, tratar de descifrar qué sienten en ese momento aquellas personas que no tienen a nadie que se tome el momento de escucharlos, de leerlos, de conocerlos.
Recostarme de un árbol caído y llorar, no por mí sino por el árbol.
Ir a la iglesia y rezar, no por mí sino por esas personas que se perdieron y se olvidaron con el tiempo.
Conducir hasta el hospital más cercano e ir casos perdidos, no por mí sino por esas personas que pierden oportunidades a medida que pasan los segundos.
Pero descartando todo eso, quiero recostarme de un árbol caído para ver como las nubes siguen la dirección que les dicta el viento y ver que donde falta ese gran árbol que algún día le dio sombra a aquellos que alguna vez se besaron, lloraron, rieron, declararon y terminaron, nacerá otro árbol, más fuerte, más grande y también para formar parte de algún momento de la vida de alguien. Quiero ir a la iglesia para rezar por esas nuevas personas que pueden sentir alguna clase de alivio al estar en confianza con su ''Dios'' y por esas nuevas almas que dan una parte de ellos por tener un poco de ''fe'' en seguir adelante a pesar de las desventajas que les ofreció la vida. Y más que nada quiero conducir hasta el hospital más cercano e ir a casos perdidos para que aquellas personas que se sientan solas en uno de sus momentos más difíciles sepan que no lo están en realidad, que a pesar de que sea una desconocida alguien en algún momento de su fase terminal se preocupó por ellos.
Así que no, no todas las cosas me hacen daño y no todas las cosas que me propongo son egoístas.
Pero sin duda, las que más me duelen y las más egoístas son las que más necesito en esta etapa de mi vida. Tal vez algún día yo seré ese árbol caído.
Solo que no se por qué.
Detener el tiempo y así poder ir recorriendo los pasillos, las calles, los edificios y simplemente observar, analizar, profundizar en las miradas de los demás, tratar de descifrar qué sienten en ese momento aquellas personas que no tienen a nadie que se tome el momento de escucharlos, de leerlos, de conocerlos.
Recostarme de un árbol caído y llorar, no por mí sino por el árbol.
Ir a la iglesia y rezar, no por mí sino por esas personas que se perdieron y se olvidaron con el tiempo.
Conducir hasta el hospital más cercano e ir casos perdidos, no por mí sino por esas personas que pierden oportunidades a medida que pasan los segundos.
Pero descartando todo eso, quiero recostarme de un árbol caído para ver como las nubes siguen la dirección que les dicta el viento y ver que donde falta ese gran árbol que algún día le dio sombra a aquellos que alguna vez se besaron, lloraron, rieron, declararon y terminaron, nacerá otro árbol, más fuerte, más grande y también para formar parte de algún momento de la vida de alguien. Quiero ir a la iglesia para rezar por esas nuevas personas que pueden sentir alguna clase de alivio al estar en confianza con su ''Dios'' y por esas nuevas almas que dan una parte de ellos por tener un poco de ''fe'' en seguir adelante a pesar de las desventajas que les ofreció la vida. Y más que nada quiero conducir hasta el hospital más cercano e ir a casos perdidos para que aquellas personas que se sientan solas en uno de sus momentos más difíciles sepan que no lo están en realidad, que a pesar de que sea una desconocida alguien en algún momento de su fase terminal se preocupó por ellos.
Así que no, no todas las cosas me hacen daño y no todas las cosas que me propongo son egoístas.
Pero sin duda, las que más me duelen y las más egoístas son las que más necesito en esta etapa de mi vida. Tal vez algún día yo seré ese árbol caído.
Solo que no se por qué.