quien me ha acompañado durante las caídas y las subidas tan altas que casi tocaba las nubes,
a ti,
quien me ha servido de apoyo cada vez que tenía miedo de lanzarme a todo,
a ti,
quien me ha hecho reír durante diecinueve años,
a ti,
quien ha formado en mi una pasión por el arte, por la vida, por la ciencia,
a ti,
quien si tenía que llorar, lloraba conmigo,
a ti,
quien a pesar de las adversidades nunca se ha rendido conmigo,
no es una carta de amor o de desamor esta vez,
es una carta de amor propio,
esa persona a quien le agradezco no abandonarme nunca durante diecinueve exactos otoños...
es a mi misma.
Gracias por darme tantas aventuras.