Llegó el día en que ni siquiera podía soportar estar de pie, no podía con su propia fuerza sostenerse, tuvo que sentarse en la bañera y dejar que el agua exageradamente caliente corriera por su cabeza, ahí sentada, no podía obviar el dolor que le administraba aquel vacío en el pecho, no podía aguantar la tristeza ni un segundo más, se vió reflejada en las puertas de la ducha, analizando cada milímetro de su cuerpo desnudo mientras las gotas de agua trazaban su contorno, recordando cada manera en que la tocó, en que la besó, en cómo fue casi el único en que logró erizarle la piel sin tener que rozarla, empezó a restregarse con una esponja y jabón cada parte de su cuerpo, queriendo borrar sus huellas, sus recuerdos, sus marcas, todo lo que él le había dejado después de su partida pero, no lo logró, sólo logró irritarse la piel queriendo que él se la besara. Incluso bajo el agua podía distinguir lo que era el agua y lo que eran las lágrimas, una vez más con el dedo dibujó en las puertas de la ducha su nombre, pensando en que si tal vez lo hacía él volvería. Hasta que se dio cuenta que esta vez no había sido él el que se fue, sino que fue ella y él la dejó ir, dejó que se fuera por la puerta y con el corazón roto volara lo más lejos posible de él. Dejó que ella le dejara su sonrisa y se fuese nada más con los recuerdos, un suéter y con ningunas ganas de seguir.
Respiró.
Aguantó.
Respiró.
Se dijo a sí misma ''me dejó ir, no vale de nada seguir aferrándome''
Volvió a respirar.
Se le formó un nudo en la garganta.
Y pensó con tranquilidad ''si me quisiera no estaría buscando a otras, sino que me buscaría a mi.''
Pasaban los minutos y eran horas para ella, ya a las nueve de la noche sentía cansancio, sueño, incluso las ganas de leer no estaban allí, esquivaba las películas de amor y buscaba las de guerra. Por donde mirara, por donde pasara, pensaba en él. Buscaba algo que la hiciera sentir completa, viva, feliz, llena... pero eso lo había dejado en unas pequeñas calles de Europa y muchos lugares de aquel terrible pero perfecto lugar que llaman Caracas.
La única música que servía de alivio para ella era Apocalyptica.
No encontraba conforte en ninguna parte, todos sus amigos le decían cosas que no quería escuchar, se encontraba cerrada en el simple pensamiento de que lo quería, ignorando todas las fallas que él había cometido, olvidando todas las veces que la había engañado; hasta que comenzó a hablarse a ella misma, repitiendo todo lo que todos le habían dicho ya antes.
¿Por qué deberías estar triste? Fuiste tú la que dio todo de sí y la que era honesta con su amor.
¿Por qué esperas que te busque alguien que no quiere buscarte?
Algún día verás lo tonta que eres por creer que él es el amor de tu vida, ese día será cuando otro
te enseñe lo que es la felicidad de verdad. Las cosas terminan y sobretodo las cosas que no
son recíprocas, sobretodo cuando uno termina con el timón del barco que ya se hundió.
Tal vez, este no es el momento de ambos, por más que ella quisiera, sabía que también dependía
de si él lo quería, y por más que ella quisiera estar con él, no podía soportar más mentiras.
Tal vez solo estaba programado para ser quince capítulos en su simple y aburrida vida, quince capítulos que la cambiaron en cierta manera y que ahora por más que no estuviera dispuesta, se volvía a hundir, sabiendo que con el tiempo volvería a salir y sería una persona mucho más grande. Teniendo claro, que no podía sentarse y esperarlo, que tenía que seguir adelante, queriendo en cada uno de los días que pasaran que él estuviera ahí para compartir esos momentos con ella.
Tal vez sólo debía enamorarse de él y no ser correspondida para darse cuenta que por más que uno quiera a alguien, esa persona no estará a la disposición de quererte de vuelta, que la vida es injusta y que no debía arrepentirse por quererlo, porque no todo el mundo quiere de la manera en que ella quiso, así, de verdad, sincero, pasional, único, infinito.
Al fin y al cabo, era la primera vez que sentía tanto por alguien, que arriesgaba tanto por alguien, y ya saben lo que dicen ''que te rompan el corazón duele, pero que te lo rompan y se lo queden, te deja sin nada.''
Así es como fue la historia, comenzó con dos adolescentes que estaban locos el uno por el otro y terminó con una mujer llorando en una ducha pensando que las cosas eventualmente estarían bien, bebiendo cerveza con música en aleatorio y con un niño sin la mujer que lo quiso tristemente de la manera más sincera que lo habían querido nunca.
Día tras día esa mujer buscará maneras de seguir adelante sin olvidar lo mucho que quiso y lo poco que recibió, sin arrepentirse ni un solo momento.
Bueno, esa mujer soy orgullosamente yo.