Me he adentrado en el camino sin fin de encontrarme a mi misma a lo largo de estos meses. También me perdí muchas veces, opté por los caminos erróneos, seguí las huellas de pies sucios e incluso yo misma me adentré en un desierto, pero tengo que orgullosamente decir que el arte me ha salvado de ser una tragicomedia clásica, de esas en las que uno se lamenta entre un que otro chiste.
Preguntenme sobre vicios y les responderé con 12 girasoles de Van Gogh.
Diganme sobre enfermedades y les hablaré de la biporalidad de Munch.
Nieguenme sobre el amor y les mostraré el rapto de Prosepina.
Quejense de la carencia de detalles y les informaré sobre cuántos lunares hay en su piel.
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