No lo sé, ni siquiera sé cómo comenzar esto. No me mal interpreten, nada malo, nada grave, ni nada espantoso ha acontecido mi vida estos últimos meses, sinceramente ha sido todo lo contrario, ha estado lleno de una felicidad tan grande, casi como si pudiera obviar el hecho de que soy un alma rota, de que no importa las veces que trate, mi sombra me persigue a donde vaya, esa oscura silueta de mi persona, adentrándome en suma tristeza por las noches, anhelando ese cuerpo que me proteja de mi misma.
Pero, ¿por qué?
He aprendido que la vida es esto, es una constante montaña rusa, vaivenes por doquier, alcanzar la catarsis de tu vida y después hallarte en un pozo sin salida.
¿Por qué?
¿Por qué ese chico de piel tatuada y ojos bonitos me tiene que hacer sentir como en casa? Sólo le basta con sonreírme para yo sentir ese calor de hogar dentro de mi.
¿Qué pasará el día en que se vaya?
La vida es eso, transiciones, nada perdura.
Ni siquiera los sentimientos, eventualmente sólo creas melancolía, añoranza, nostalgia, pero nunca se vuelve a crear el amor.
Confieso que le di la mano a mi sombra, casi todas las noches me encuentro en su compañía, poniéndonos al día o simplemente yo, contándole lo nuevo, lo refrescante y ella, sólo tratando de que no la olvide, que no olvide lo que soy, lo que era y lo que seré.
Soy mi propia ancla.
¿Por qué?
Hace mucho tiempo ya dejé de ''romantizar'' a las personas que me hacían daño, pero ¿qué hay de mi? ¿No soy arte? ¿No soy amor? ¿No soy odio? ¿No soy absoluta?
Tantas preguntas y tan pocas respuestas.
¿Por qué tanto miedo a perseguir aquello que me hace feliz?
¿Tan grande es así mi necesidad de alcanzar la felicidad absoluta sin necesitar de alguien a mi lado?
¿Hasta qué punto somos las personas capaces de perder para ganar?
Te pido que te marches de mi, aunque a partir de ese momento tenga que caminar sola, te pido que algún día me dejes volver sola a casa sin tener que sobre pensar cada cosa que hice en el día, o días anteriores, o tal vez años. No te necesito, y aún así eres parte de mi.
Pero, ¿por qué?
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