jueves, 3 de diciembre de 2015

Intrínsecamente

Nunca nadie nos advirtió que la vida se trataba de esto. 
Nos dijeron que la vida consistía en nacer, estudiar, trabajar y morir, pero no, es mucho más complicada que eso. 
No supieron cómo avisarnos de que ibamos a sufrir, a reir, a amar, a olvidar, perdonar, gritar, follar, enamorar, beber, pagar, cobrar, trabajar, estudiar, desconfiar, confiar, romperle el corazón a alguien, decepcionar a la gente que quieres.... sí, porque la vida se basa no sólo en ti mismo sino en las personas que te rodean, las personas que de verdad quieres... 

Pues bien, a ti, perdóname si alguna vez rompí tu corazón o si alguna vez te decepcionaste de mi, o si simplemente no te hice lo suficientemente feliz. Mereces a alguien mucho mejor que yo.


A mi primer amor le pido perdón y gracias, perdón por tenerme en tu vida y convertirla en el caos que llamábamos ingenuamente amor, o tal vez esa fue nuestra personal y particular definición de amor, ese amor que te destroza y con destrozarte te hace sentir vivo, perdóname por haber dejado perdernos y por romperte el corazón si es que alguna vez lo tuviste en correspondencia conmigo. Pero gracias, gracias por inyectar adrenalina en mi cuerpo todos los días, gracias por ser mis primeros pasos al mundo y gracias por abandonarme aquel día, era lo que me faltaba para darme cuenta que el primer amor no siempre es el definitivo. Los recuerdos siempre los llevaremos con nosotros. 

A aquella amiga que llamé hermana y hoy en día es una desconocida, siempre me quedaré con las ganas de haber compartido más mi juventud contigo, mis días y mis noches, mis aventuras y desventuras. Jamás me arrepentiré del momento en que dije que te quería y que eras mi alter ego. Perdóname también, por no ser lo suficiente, lo que necesitabas en tu vida basicamente. 

Hermanas, todos los días de mi vida las echo tanto de menos... recordando esos recreos, esas fiestas y tal vez alguna que otra borrachera. Pero más que nada, no puedo olvidar todas las veces que caí y ustedes cayeron conmigo solamente para levantarme, cada noche que tengo una copa en mi mano brindo por nosotras, por nuestros recuerdos, por nuestras pequeñas locuras, pero sobre todo brindo por el día en que esas 7 desquiciadas se vuelvan a reunir para gritar, llorar y dormir juntas. Que tal vez yo este en la isla paradisíaca de España y nuestra otra gran escritora en un pueblo por allá en Inglaterra y las demás abandonadas en un país tercermundista con crisis humanitaria, pero nada nos podrá separar, ni así venga lo que venga, gracias por nunca rendirse en mi, nadie había permanecido tanto a mi lado como ustedes. 

¿A mi familia? Sólo tengo una cosa que decir: los pilares, el motor de mi vida. 

¿Cómo me iba a olvidar de ti? Querida nueva flor en mi pequeño jardín, no se ni siquiera por dónde empezar contigo, me dejas sin palabras cada vez que pienso en cómo siquiera agradecerte por traer tanta felicidad a mi vida, tantas enseñanzas y nuevas experiencias. Como me moría por tener una hermana mayor. No te rindas conmigo, soy un poco difícil pero quiero de verdad. 

''Lo bueno siempre es el final'' o así dicen, pues no lo sé, lo que sí sé es que tu, mi querido amor, fuiste el rayito de luz que entró por mi ventana en una gran temporada de lluvia, llevándome a vivir la vida, pero a vivirla de verdad, bajo el agua, en la tierra recorriendo lugares conocidos y otros por conocer, por llenar mi vida de bailes, risas y besos, por enseñarme que el primer amor no es siempre el último y por sobre todo, enseñarme a quererme a mi antes que a ti mismo. Nunca podré olvidar aquel día que mis ojos cafés (adictos a tu sonrisa) conocieron los miel verdosos tuyos, ese fue el día en que supe que estaba adentrándome en una arena que no conocía para darme cuenta hoy en día que no eras más que un pequeño oasis en medio de un desierto. 

Gracias y perdón a los que se quedan y a los que se fueron. 

Perdón y gracias a los que se fueron y a los que se quedan. 

No saben cómo valoro el pequeño coraje  que tienen de quererme.